4/01/2010

MISA DOMINGO DE RAMO EN CALLE SAN CARLOS

El domingo 28 de marzo de 2010, en las primeras horas de la mañana fue celebrada la misa de Domingo de Ramos en la Calle Abreu entre la Montecristi y Cuba, en la famosa interseccion de las cinco esquina del sector de San Carlos en Santo Domingo, Auspiciada por la Parroquia San Feipe Diacono y La Sagrada Familia, conducida por el Sacerdote Rafael Vargas auxiliado por los diaconos Leonardo Matos y Luis amaro, Organizada por la Comunidad Pescadora de Hombres con su coordinador general al frente Teofilo Andujar. La misma se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego comienza la Misa y lee el Evangelio de la Pasión de Cristo. Para lo cual se cogregaron cientos de creyentes de la religion Catolica de todo el sector. Los que se mantubieron de manera entuasta y atentos a las enseñanzas de la doctrina cristina que simbliza la recepcion de la entrada de Cristo a Jerusalen con palmas y ramos simbolizando la muestra de la llegada del mesias.

Este momento de reflexion nos permite recrear la situacion que se presento en la antiguedad para la celebracion cristiana que se realiza en estos dias, cuando Cristro entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey alfobrando el camino a su paso con sus ropas, palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.


Esta misa es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida y que permanesca por siempre en nuestros corazones.

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